Mostrando entradas con la etiqueta LA REALIDAD DE NUESTRAS VIDAS. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta LA REALIDAD DE NUESTRAS VIDAS. Mostrar todas las entradas

sábado, 9 de octubre de 2010

LA REALIDAD DE NUESTRAS VIDAS



Acabo de leer la magnífica reflexión de Eduardo Martinez de Pisón reflejada oportunamente por los LUNNIS en su blog , donde expone con sentido común y con la excelencia que acostumbra la problematica en torno a nuestra sierra del Guadarrama y al futuro Parque Nacional. Recomiendo encarecidamente su lectura
No he podido resistir la tentación de dedicarle unas lineas que a continuación expongo ...


La realidad de nuestras vidas es parte del equinoccio de una ficción que tergiversa nuestra rutinaria parsimonia en papeles del que nunca antes quisimos escuchar. Siempre nos debemos a un ciclo vital donde todo comienza y todo transita hasta un cambio parcial al que denominamos fin.
En ocasiones nos desplazamos entre transiciones que marcan y agitan nuestras vidas como si fueran manecillas de nuestro propio reloj fisiológico. Paseamos por este mundo en un estado de conciencia pasajera, con infinitos comienzos configurados en expresiones que nuestra mente modela a través de sueños, ilusiones, temores e inclusos esperanzas.
En ocasiones creemos depender de razones, argumentos y de las propias decisiones. Quizás otorgándoles una magnificencia e importancia de la que carecen. Cada paso es un inmenso abanico que se abre ante nosotros, situaciones que no somos capaces de comprender hasta que un día en el futuro recaemos en la sensatez de dar sentido a determinadas acciones que pasaron previamente desapercibidas.
La vida no es una carrera hacia adelante, no es una huida ni es una meta por alcanzar. Poco importan los acontecimientos de la actualidad inmediata, mucho menos en un entorno o naturaleza donde lo “natural” es el sostenimiento del propio ecosistema, la autodefensa del entorno reaccionando ante lo extraño y dañino. La tolerancia y el impacto cero deberían ser el sentido común de nuestro código ético, el cual debiéramos todos practicar. Después de todo, allá donde estemos, allá donde vayamos, sin importar que o quienes somos y hagamos, nuestro camino es limitado, temporal, de decadencia.
¿Por que hemos de modificar aquello que se nos ha dado en gracia? ¿Por que hemos de sentirnos con la autoridad moral de hacer y deshacer a nuestro antojo? ¿Por que no ceder el mismo don concedido a la siguiente generación?
Somos una especia arrogante e ignorante que no solo se destruye así misma sino que elimina de raíz su propio sustento y el almacén ecológico que hace posible su propia vida. Hartazgo de mentalidad. Sin ética, sin cultura, sin educación, sin valores, sin espíritu critico, sin espíritu de superación, sin espíritu de sacrificio, sin la capacidad de despertar ante tanto atropello.

Slds